Los gurús en el simulacro de la educación

Jose Antonio Gabelas Barroso
2 min readMar 6, 2019
Extraída de Pixabay

En la remota antigüedad, cuando las legiones romanas llegaban a las puertas de la Ciudad Eterna, tras sus batallas por los diferentes confines que abarcaban sus extensas y numerosas provincias, se hacía una gran bienvenida. La entrada en sus calles y plazas era adornada con guirnaldas, los templos abiertos y grandes columnas de incienso subían hacia el cielo. Este gesto de reconocimiento del senado y de la multitud, legitimaba lo que había ocurrido en el campo de batalla, aplaudía los méritos y la valentía de sus generales.

En pleno siglo XXI es muy diferente lo que ocurre con los gurús y los influencers, que aparecen en el escaparate de las grandes corporaciones empresariales, tecnológicas o mediáticas, pontificando sobre la educación. Su largo listado de recetas, obedece en la mayoría de los casos, a la fantasía o al delirio de una enseñanza que afirma que “se aprende jugando” o mirando una pizarra digital. Una educación vacía de memoria, esfuerzo y resiliencia, en la que se reclama la farsa de que el niño es bueno por naturaleza, y que lo pervierte la sociedad y la formación.

Acepto que esta visión protagonizada por estos “líderes” son una estupenda operación de marketing. Reconozco el estratégico diseño que realizan unas élites para establecer unos algoritmos, y unas claves de interpretación de sus resultados para crear una corriente de opinión. Comprendo que los botones “me gusta”, “hacer amigos”, “seguir” o “marcar tendencia” extienden la popularidad de estas “estrellas” en las redes con la complicidad de los medios.

Pero me gustaría escuchar la voz y ver la figura de tantos y tantos maestros y maestras, que convierten su día a día en las aulas, en un espacio para el diálogo y un tiempo para aprender a pensar.

El exhibicionismo que manifiestan estas celebridades de la pantalla, así como la puesta en escena que presentan sus discursos están alejados del alma de la escuela, muy lejos de los esfuerzos y las incertidumbres que hoy rodean la educación.

Maestro es una de las palabras más maravillosas que tiene nuestro castellano, que no merece ser contaminada por estos juegos de salón que distorsionan la labor de ayudar a que cada niño y niña descubra lo mejor de cada uno.

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